Un mantenimiento obligatorio
La distribución de un motor hace referencia al conjunto de piezas mecánicas que controlan la fase de admisión de la mezcla aire-carburante y la fase de escape de los gases quemados (movimiento de las válvulas) en sincronización con la rotación del cigüeñal y el movimiento de los pistones.
La correa de distribución es la encargada de transmitir el giro del cigüeñal con el del árbol de levas, que a su vez accionan las válvulas. Este giro debe estar perfectamente sincronizado.
Los vehículos suelen usar 2 sistemas, las correas dentadas que son de nylon y caucho reforzadas con cable de acero o otros materiales y las cadenas metálicas.
Las primeras suelen deteriorarse con el tiempo, sea por su esfuerzo o las elevadas temperaturas y las segundas tienen un mantenimiento prácticamente nulo y una vida útil ilimitada, salvo avería. Por ello deberemos prestar la debida atención a la correa y realizar el mantenimiento obligatorio, ya que una rotura podría desencadenar una grave y costosa avería en el motor.
Cada fabricante establece un periodo que hay que respetar escrupulosamente. En líneas generales, suele establecerse un periodo de renovación de entre 70.000 km y 120.000 km o, en su defecto, una revisión y/o sustitución cada cinco años.
Se trata de una operación que debe ser llevada a cabo por su taller de confianza y que tiene un coste elevado debido a su complejidad y a las piezas que se sustituyen. Cada vez es más habitual sustituir la correa, rodillo tensor y la bomba de agua. La distribución forma parte de aquellos mantenimientos que no debemos omitir, ya que nos jugamos la integridad del motor.